Con respecto al entorno natural hay que resaltar la variedad paisajística y el interés geológico de sus alrededores. “Hemos visto todas las edades de la tierra”, nos dicen los estudiantes de geológicas que cada año vienen a recibir la que califican como “la mejor lección del curso”. El término de Aladrén y buena parte de sus alrededores sorprenderá a los amantes de la naturaleza y a todos aquellos que disfruten de la práctica del senderismo. Su variado paisaje se acomoda a todos los gustos y capacidades.
Al N.O. y al S.E. sendas cimas superan los 1000 metros y a partir de ellas se suceden alturas y valles de muy distinta configuración. A un frondoso pinar que enlaza con el de Paniza sigue hacia el Sur el predominio de la carrasca, luego la sabina y el rebollo, con el romero, el espliego y el tomillo, sin que falte al Norte una amplia meseta llana. Las tierras de labor ocupan todos los valles.
Los pequeños afluentes que confluyen en La Huerva, como “Los estrechos” del Barranco de Valhondo, último tramo del río Aladrén, son idóneos para la práctica del barranquismo.
Río Aladrén
Un margen para la aventura puede ser recorrer el cauce del río Aladrén, que nace en la Sierra del Águila para regalar sus aguas al cercano río Huerva. Penetrando en el Valhondo se descubrirá una sorpresa que, próxima a su desembocadura en la Huerva, atesora tramos tan estrechos como los mejores cañones de la sierra de Guara -aunque carece de dificultades técnicas, la presencia de agua corriente puede hacer vacilar a los no iniciados en el descenso de barrancos -.
La Sabina
La sabina pertenece a un género vegetal que los botánicos han calificado como “juníperus”. Hay varias especies emparentadas entre sí: Sabina negra (juníperus phoenicea), sabina albar (juníperus thurifera) y sabina rastrera (juníperus sabina). De este género también se considera el enebro (juníperus oxycedrus y juníperus cummunis).
Las más comunes en Aladrén son la sabina negra y la sabina rastrea y su forma es como la de un arbusto piramidal. La sabina albar, que tiene más forma de árbol, es la característica de los Monegros.
La altitud en que se desarrolla en Aladrén es entre los 700 y 900 metros. Las sabinas de nuestro monte son arbolillos o arbustos perennifolios (no pierden las hojas) de hasta 4 metros de altura. Su corteza es grisácea o pardo-rojiza fibrosa que se desprende en tiras delgadas. Las hojas jóvenes son aciculares (en forma de aguja) y las definitivas escuamiformes de 0´7 a 1 milímetros de longitud y color verde oscuro; están aplicadas entre sí y al tallo, por lo que éste resulta suave al tacto. Sus galbulos o bayas tienen de 8 a 4 milímetros de diámetro y son amarillentos al principio y rojizos en la madurez. Florece a finales del invierno o en primavera y los gálbulos (bayas o frutos) con 3-9 semillas, maduran a lo largo del año siguiente, principalmente en otoño o invierno. La ramificación suele presentarse desde la base del tronco, que es corto y robusto.
Se trata de un arbusto que prefiere los suelos calizos y el clima mediterráneo con veranos calurosos y secos e inviernos fríos y húmedos. Se adapta bien al clima seco y tiene gran resistencia al viento.