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HISTORIA DE ALFAMÉN

14015_856717667725473_4585979231042400215_nLos musulmanes conquistaron la Península Ibérica a partir del año 711, extendiéndose y poblando su territorio. Nuestro pueblo debió ser uno de los elegidos como emplazamiento por los mahometanos, que ocuparon otros pueblos del Valle del Ebro y de las riberas del Huerva y Jalón. Fue tan decisiva su presencia, que incluso el nombre de nuestro pueblo, Alfamén, deriva de la lengua árabe. Alfamén significa “fuente o baño termal”. Seguro que los musulmanes bautizaron el pueblo con ese nombre debido a la abundancia de pozos o la existencia de aguas termales, de los que todavía quedan ejemplos por todo el término.

Alfonso el Batallador en el año 1120 reconquistó las zonas del Huerva y jalón, con lo que consiguió ampliar los límites del reino de Aragón al sur del Ebro. Alfamén se convirtió desde entonces en un enclave bajo dominio cristiano, pero poblado por musulmanes.

Durante esta época, los moros de Alfamén y, en definitiva, el pueblo, perteneció al señorío de los Lunes, una de las grandes familias aragonesas, propietaria de amplios territorios.

Queremos recordar así que los seguidores de Alá residieron en el pueblo durante siglos, hasta que en 1610 fueron expulsados de todas las ciudades y pueblos aragoneses. En aquel año abandonaron Alfamén la práctica totalidad de sus habitantes, por culpa de la intolerancia religiosa. Al salir de su pueblo, los expulsados perdieron sus casas y sus propiedades, con lo que Alfamén conoció un episodio trágico de despoblamiento y abandono de las tierras.

La población de Alfamén ha sufrido grandes altibajos a lo largo de la historia. Sabemos que hace quinientos años vivían en el pueblo 38 familias, es decir, no más de 200 habitantes. Todos ellos eran musulmanes. Desde ese momento, la población fue creciendo hasta el momento de la expulsión, que produjo el desalojo de 124 casas pobladas por moros, es decir, más de 600 personas. El pueblo quedó entonces absolutamente despoblado.

La huella musulmana es hoy patente en el trazo de algunas de las callejuelas del pueblo, las más estrechas y quebradas. También es testimonio del pasado musulmán, decíamos antes, el nombre del pueblo. Pero uno de los testimonios más sobresalientes de esa tradición musulmana es el trabajo del vidrio, en el que aquella población era especialmente diestra. La Casa de oficios, dedicada a las manufacturas del vidrio, es otra de las herencias de aquella gente que habitó Alfamén durante siglos.

A partir de 1610 tiene lugar la repoblación del pueblo, propiciada por el Marqués de Camarasa, dueño y señor de muchas poblaciones aragonesas. Desde entonces comienzan a ocuparse las casas del pueblo, ya con habitantes cristianos. Esos repobladores son nuestros antepasados directos, y su huella se prolonga hasta nuestros días.

Parte del trazado urbano, la iglesia y nuestras tradiciones culturales son muestra del trabajo del esfuerzo y de las señas de identidad de nuestros repobladores directos.

341px-Escudo_de_Alfamén.svgEl escudo de Alfamén, por tanto, es un testimonio del pasado de nuestro pueblo.

En él están representados tres elementos importantes: la media luna es la misma des escudo de la familia de los Luna, familia con quien estuvo vinculado Alfamén durante siglos.

También sirve como testimonio del pasado musulmán.

Las barras de Aragón simbolizan la conquista del pueblo debida a Alfonso el Batallador, pero también su pertenencia en nuestros días a la Autonomía Aragonesa.

La fuente que domina el escudo simboliza el nombre del pueblo: Alfamén, la fuente. El fondo de color verde simboliza la esperanza, la fe en el futuro.